Un muerto muy vivo

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Viéndolo así de refilón, nadie podría decir que Jomar Aguayo está muerto. Vestido con su habitual equipo de gimnasia, tomando, fumando y jugando al dominó en el bar de su madre, parece que estuviera a todo pulmón. Pero no. El joven falleció después de un tiroteo, y su familia decidió honrarlo con un velatorio al modo de la funeraria Marín. Dicho establecimiento ya había organizado el velatorio de Ángel Pantoja Medina, otro muerto que se lucía parado contra una pared, con ropa muy canchera y anteojos de sol. Lo que se dice, señores que mueren en su ley.

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Fuente: Crónica Web

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