Los peores Regalos del Mundo

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Lo esencial es invisible a los ojos…

Especialmente, si adentro se esconde un obsequio especialmente pensado para uno. Estos amantes de la Navidad se la jugaron a la hora de llenar el arbolito, pero tuvieron un difícil obstáculo para sortear: el siempre tramposo envoltorio.

Cargados de optimismo, no dudamos del entusiasmo que le pusieron a la complicadísima tarea. Sin embargo, los resultados hablan por sí solos.

¡Lo importante es la intención!

 

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